Diario de Viaje por Estados Unidos de América. ( 21-09-1990 / 07-10-1990 )

Esta es una de esas asignaturas pendientes que sabes que al final la tienes que superar, por la cuenta que te trae, si quieres quedar en paz contigo mismo. Pero ya no sólo por ti, estas cosas se hacen en realidad como un legado para los que vengan detrás.

Es algo así como cuando empecé mi árbol genealógico. Un trabajo también muy laborioso de investigar el pasado, tu propio pasado, para más tarde los que te sigan sólo tengan que ir haciendo un apunte de vez en cuando.

Aquí no habrá apuntes luego, sino simplemente ganas de leer:

“Lo que escribió mi abuela, cuando viajó a América con mi bisabuelo”.

Han pasado muchos años desde aquél viaje, y lo mejor es que parece que fue ayer mismo; ilusa de mí. Pero bueno, casi es mejor así, porque se ve todo con otra perspectiva, sin los visillos que cuelga el tiempo enturbiándolo todo.

Me ha costado encontrar aquel cuaderno de viaje, pero ha merecido la pena. Estaba metido en una carpetita de aquellas azules, hoy muy descolorida, aunque los elásticos aún aprietan. Dentro, no sólo estaba el cuaderno, también he encontrado todo tipo de notas, recortes, entradas… muchas cosas que tenía hasta olvidadas y que ayudarán a refrescar mi memoria.

También conservo dos álbumes de fotos, seis carretes de los de antes, con muchas cosas curiosas pegadas a él. Lo iré usando como ilustraciones, que el colorido siempre ayuda.

Los distintos capítulos irán con la fecha en que fueron escritos, tal y como está en el cuaderno, y después haré observaciones actuales de cosas que me vaya acordando, a modo de notas numeradas.

Me espera un largo trabajo, que me tomaré con calma, porque lo que me costó escribir algunas de esas páginas, "rota” de cansancio en la habitación de un hotel después de un largo día, valen el esfuerzo de repetirlas. Ahora lo tengo más fácil y cómodo, así que lo empezaré con todos los ánimos que me pueda auto infringir.

Espero que lo disfrutéis, y os sirva de algo, aunque sólo sea para pasar un buen rato de lectura viendo fotos antiguas.


Capítulo 14 (30-09-1990)


De vuelta a Los Angeles.


Solvang.


Hoy hemos salido a las nueve de la mañana sin desayunar, pero con la intención de parar a las diez en un pueblo muy pintoresco: Solvang.
En realidad es como un trocito de la antigua Dinamarca. Todas las casitas de la comunidad tienen estilo danés y es precioso de verdad.

En el sitio que hemos desayunado, nos han servido café en termo, para que te echaras todo el que quisieras, y unas bandejas enormes llenas de bollos y croasanes buenísimos.

Allí había muchas tiendas con todo lo necesario para bordar cuadros a punto de cruz, pero muy originales, nada que ver con los de España. Así que he comprado uno muy grande para bordar mi árbol genealógico.

Después hemos visitado la playa de Santa Bárbara, una zona muy privilegiada llena de maravillosos chalets. La playa también muy bonita y cuidada, estaba llena de bañistas y gente jugando en la arena.

Me ha llamado la atención a pocos metros de la playa cómo se pueden divisar gran cantidad de pozos petrolíferos, camuflados por palmeras simulaban pequeñas islas en el horizonte.

Allí es donde tiene Reagan su rancho y durante su mandato prohibió poner más plataformas que tanto afean el paisaje.
También hemos visitado un convento muy interesante de origen español de nuevo. En la parte de detrás había un antiguo cementerio lleno de lápidas del siglo pasado, medio ocultas entre plantas abandonadas.

Estuve dando una vuelta entre las tumbas, y cual no fue mi sorpresa que apartando las ramas de un arbusto medio salvaje, descubrí una lápida en el suelo. Se podía leer la inscripción que decía: “Amelia Lora. Fallecida en 1879 a la edad de 24 años”. ¡Escalofriante!!!
Después seguimos viaje hasta Los Angeles de nuevo, donde almorzamos en el “Farmer Market”, un mercado muy pintoresco con todo tipo de tenderetes para comer de modo informal.

Y tocaron las tristes despedidas, ha finalizado la primera parte del viaje, y hay que decir adiós a ese grupo de personas que han hecho que nos sintamos acompañados, así como a Héctor y Paul; inolvidables buenas personas.
A partir de aquí ya no estaremos con ningún grupo, al menos tantos días seguidos. Mañana visitaremos Disneyland, y pasado mañana volamos a Nueva York, segunda etapa de este largo y denso viaje.

Puerta principal donde estaba ese cementerio detrás.


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