Fresno.
Pues sí que está lejos esto. Son las siete de la tarde y hemos estado viajando desde las ocho de mañana, que salimos de Las Vegas. Agotador.
Volvemos a estar en el estado de California, y aunque esta ciudad es la más importante del interior (en el valle agrícola de San Joaquín), esto sí que no tiene nada que ver. Después de asearnos un poco, hemos intentado salir a cenar fuera, pero con las mismas nos hemos vuelto al hotel. Los consejos del guía eran acertados una vez más. Estaba ya oscureciendo, y esta ciudad no presta ninguna confianza. El ambiente por las calles era desolador y bastante inquietante. Además estamos muy cansados y es mejor reservar fuerzas para mañana, que seguro nos espera un gran día.
Así que hemos cenado aquí mismo, atendidos por una simpática chica hawaiana, Lisa. Nos ha gustado mucho lo que hemos comido, unos sandwiches calientes llamados “Montecristo”. Pero aunque ya digo que estaban muy buenos, el cansancio ha podido sobre el hambre y no hemos podido comerlos todos.
Es muy curioso que aquí te den las sobras en cajas de plástico, sin pedirlas ni nada. En España aún no ha llegado esa buena costumbre, ya llegará, porque está muy bien. Si lo has pagado, es tuyo, y tienes derecho a llevártelo a casa. Aunque sea para tirarlo más tarde.
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