Es la segunda sorpresa que me llevo en este viaje. Junto con Las Vegas, jamás pensé que me gustaran tanto, cada una en su estilo muy diferente.
Ha sido un no parar en todo el día. Por la mañana hemos visitado el Ayuntamiento y la Catedral. Esta es muy original, de estructura extremadamente moderna, toda con luz natural y edificada tan sólo sobre cuatro enormes pilares.
Después hemos ido al edificio más antiguo de la ciudad, de origen español, y que no podía ser otro que la Misión Dolores. Para desde ahí subir a la colina más alta, donde hay un mirador idóneo para hacer fotos panorámicas de la ciudad.
También ha sido muy curioso el paseo por el jardín japonés, ideal para transportarte a aquel país por lo bien hecho que está, en cuanto a jardinería ornamental, lagos y construcciones orientales.
Ya por la tarde, cuando nos dirigíamos al hotel de nuevo, hacía un tiempo estupendo. Así que decidimos bajarnos del autocar y volver al hotel por nuestra cuenta dando un paseo para ver más cosas. La idea no ha podido ser más acertada, porque el ambiente del puerto era encantador.
Hemos visto desde la costa la famosa isla de Alcatraz, con el presidio que era invulnerable hasta que la fuga de unos presos lo desbancó del mito. Tema tratado en una conocida película de Clint Easwood.
Estaba todo lleno de gente paseando, palomas, artistas callejeros [1], tiendas con cosas muy bonitas artesanales [2], en definitiva un ambiente maravilloso que ha hecho que me enamore de esta ciudad sin más remedio.
Pero donde me he divertido de lo lindo es montando en el tranvía. Lo hemos cogido al final de su trayecto en el muelle, donde gira en redondo de forma manual, para remontar la ciudad por sus empinadas calles.
Notas en la actualidad:
[1] Allí fue la primera vez que vi en la calle artistas disfrazados de lo más peregrino, inmóviles a la espera de una moneda para hacer un movimiento. Así como pintores pintando con sprays y moldes, realizando en el acto vistas de la ciudad de memoria, para venderlas allí mismo.
[2] Había una tienda sólo de cajas de música de todo tipo. Allí compré la preciosa casita que tengo en cerámica de San Francisco, con cuerda abajo y una música que la hace girar en redondo.
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