Es curioso pero lo primero que te enseñan son dos hoteles emblemáticos. Uno está en el puerto, entras en él como si tal cosa, por unas escaleras mecánicas hasta llegar al hall (“lobby” aquí) y acto seguido quedarte con la boquita abierta, porque de repente estás dentro de una gigantesca pirámide, con todas las habitaciones dando al centro del cono, donde cuelgan todo tipo de plantas alrededor. La cúpula era acristalada, por lo que entraba luz natural para tanta vegetación colgante. Difícil de explicar sin verlo [1].
Y el otro hotel que nos enseñaron era el “Fairmont”, famoso por la serie televisiva “Hotel”, llamándose en esa serie: “St. Gregory”. Este muy decepcionante, de nuevo la magia del cine había hecho de las suyas, se le veía viejo y anticuado, encima de un desnivel que impedía una buena visión.
Después nos dejaron en el barrio chino, “Chinatown”, durante hora y media, para recorrerlo por nuestra cuenta. La comunidad china en esta ciudad es muy importante. La entrada en su barrio es casi una auténtica puerta china, cambiando el ambiente totalmente. Hay que tener en cuenta que toda la inmigración oriental (occidental aquí) entró por San Francisco, de ahí que su famoso puente colgante rojo se llame “Golden Gate”: Puerta dorada.
Allí aproveché y me compré un par de sudaderas [2], porque hace un frío terrible. Aquí el clima ha cambiado radical, es muy variable a lo largo del día (me ha recordado a La Coruña), pero con varios grados por debajo de lo que podría ser más agradable.
Después nos reunieron a todos en un punto y fuimos a cenar a un precioso restaurante del puerto, llamado “Isabella”.
Pero ahí no acabó la gira, aún quedaba lo mejor. Nos fuimos a ver el puente “Golden Gate” iluminado de noche. Una maravilla construida con mano de obra casi esclava china. Está pintado de rojo, y lo pintan sin descanso de un lado al otro y vuelta a empezar por el principio. El salitre es devastador y de no ser así acabaría pudriéndose sin remedio.
También va a ser complicado fotografiarlo entero, porque los bancos de niebla no paran de moverse día y noche. Esto parece Londres por ese aspecto, todo blanquecino.
Hasta ahora sólo hemos visto la ciudad de noche, y aunque de momento la encuentro muy diferente, creo que mañana con luz de día me va a encantar.
[1] En aquel “lobby” había todo tipo de tiendas, restaurantes, bares con piano, llamando mi atención una peluquería famosa por ser asidua de las estrellas de cine, haciendo gran bombo y promoción por este motivo.
[2] ¡Qué sudaderas más buenas! Me han durado años en perfecto estado. Si lo sé lleno una maleta con ellas de todos los modelos y colores. Los bazares chinos eran un mundo donde era fácil “picar” con algo, pero no quería cargar con nada extra, porque aún quedaba mucho viaje y muchos hoteles por delante, hasta la hora de volver a España.
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